En el BDSM, el espacio de sumisión es un estado alterado de consciencia que se consigue a través del dolor y la sumisión
El espacio de sumisión no es un solo estado mental, sino varios. Las personas varían mucho en su capacidad para entrar en el espacio de sumisión y en el tipo de espacio de sumisión que consiguen. Aunque he escrito bastante sobre los mecanismos neurofisiológicos que producen el espacio de sumisión, todo esto sigue siendo muy especulativo. Por lo tanto, aunque puedo daros algunos consejos sobre cómo entrar en el espacio de sumisión, en última instancia esto depende de cada uno.
Debo enfatizar que el factor más importante para determinar el éxito de una sesión es la capacidad del dominante para comunicarse y leer las respuestas del sumisa, y para modificar lo que hace de acuerdo con ello. El intentar aplicar una simple receta no producirá buenos resultados e incluso puede conducir al desastre.
De todos modos, vamos a intentarlo.
Preparar la sesión
Mucho de lo que sucede en una sesión depende del estado de ánimo antes de la sesión, por lo que es bueno comenzar a prepararla con varios días de antelación. Esto puede hacerse como parte de negociar la sesión. Puede consistir en amenazas más o menos explícitas, preguntas exploratorias, recopilación de fantasías y algunos ejercicios de preparación. Abstenerse de la masturbación y la actividad sexual un día antes de una sesión puede ayudar a aumentar la tensión sexual.
Cómo empezar
Los cuidados previos pueden ser una buena manera de prevenir los bajones después de una sesión. Son parecidos a los cuidados posteriores, sólo que tienen lugar justo antes de una sesión.
El dominante debe recordarle a la sumisa la palabra de seguridad, asegurarle que se respetará y decirle palabras de aliento para empezar a crear empatía.
Los participantes deben comenzar centrándose completamente el uno en el otro, excluyendo las distracciones. Vendar los ojos a la sumisa puede hacer maravillas para que se concentre en sus sensaciones.
El dominante debe hablar con una voz clara, lenta, sensual, segura y profunda para lograr un cierto efecto hipnótico.
Luego viene desnudar a la sumisa, lo que la hará consciente de cada parte del cuerpo que queda expuesta y lo vulnerable que eso la vuelve. Se puede agregar un poco de bondage y dejar que la sumisa considere su situación en silencio durante unos minutos.
Usando el dolor
Aunque no es estrictamente necesario, el dolor es el camino más seguro y más corto hacia el espacio de sumisión.
El dolor debe ser sensual y nunca superar la capacidad de la sumisa para procesarlo. Dolor sensual es el que se aplica a zonas erógenas (las nalgas con azotes, los pezones con pinzas, etc.) y estimula la piel, produciendo una sensación de calor. Combinar el dolor con las caricias suele funcionar.
Un mecanismo básico en nuestra médula espinal llamado la "puerta del dolor" hace que el tacto elimine el dolor. Por ejemplo, si se da un varazo en el culo y luego se acaricia la piel lesionada, se sentirá como si la mano borrara el dolor. Tanto el dolor como las caricias ayudarán a dirigir la atención de la sumisa a las sensaciones y la conducirán al espacio de sumisión.
Si no quieres usar el dolor, caricias continuas por todo el cuerpo desnudo también pueden producir un estado alterado de consciencia. No hace falta que la estimulación sea sexual; eso lo podemos guardar para más adelante. Sin embargo, estimular los pezones libera oxitocina, una hormona que produce vinculación, por lo que ayudará a que la sumisa se identifique con el dominante y fomentará el espacio de sumisión de basado en la serotonina y la dopamina.
El subidón de adrenalina
Una vez que se ha calentado a la sumisa, se puede aplicar un dolor más intenso, lo que debe hacerse de forma continua.
Para llevarla a un espacio de sumisión de adrenalina, se puede animar a la sumisa a que se debata, grite y se queje. Esto fomenta la reacción de lucha/huida, la liberación de adrenalina y los consiguientes aumentos en el ritmo cardíaco y la respiración. Si se usa el impacto, la cadencia de los golpes debe ser regular, continua e implacable, para transmitir el mensaje de que el dominante no va a ceder, que esto puede durar para siempre. Se pude incluso decir esto en voz alta, intentando de provocar miedo con amenazas.
Sin embargo, llegará el momento en que la sumisa abandona la lucha. Dejará de retorcerse y gritar, y colgar fláccida de sus ataduras. Puede incluso haber lágrimas y sollozos (¡comprueba si está bien!). Todo esto nos indica que está lista para la siguiente fase.
El subidón de endorfinas
Con el tipo adecuado de estímulos, el cuerpo tiende a pasar naturalmente del subidón de adrenalina al subidón de endorfinas.
Para que eso suceda, la estimulación con dolor debe continuar pero ralentizarse un poco. Algo que suele funcionar es alternar las caricias con golpes fuertes. El dominante debe usar una voz sensual para susurrar palabras de aliento en los oídos de la sumisa. Para ayudarla a incrementar su sumisión, dile lo feliz que te hace que esté soportando todo ese dolor por ti. Quítale el miedo, no conviene en esta fase. Dile que no le va a pasar nada, y luego pégale fuerte.
En el subidón de endorfinas, la sumisa va a tener problemas para hablar; si lo hace, será con dificultad y con voz de sueño. Su ritmo cardíaco será bajo no querrá moverse. Ella no sabe lo que quiere, pero si dejas de pegarle te sorprenderá ver que no quiere que pares. Quiere que la sesión dure para siempre.
La fase de sumisión
Otro tipo de espacio de sumisión es un estado mental de auténtica sumisión y rendición, probablemente mediado por la serotonina y la dopamina. Como dije antes, estimular los pezones puede fomentar esto al liberar oxitocina.
Después de pasar por el pico de adrenalina y el subidón de endorfinas, la sumisa deberá estar tranquila y lista para seguir órdenes. Pedir a los sumisos algún servicio (dar un masaje, chupar la polla, comer el coño, etc.) puede ayudar a sacarlos del estado pasivo del subidón de endorfinas para disfrutar de su sumisión con una mente más clara.
La fase de sexo
Claro que no todas las sesiones necesitan incorporar sexo. Pero, cuando lo hacen, es mejor que tenga lugar al final, ya que tener orgasmos al principio pueden interferir con los otros estados mentales. De todas formas, hay algunas mujeres que se corren con suma facilidad. En ese caso, se pueden usar sus orgasmos para consolidar su espacio de sumisión.
En una relación de dominación-sumisión, y no de sadomasoquismo, el sexo debe transmitir a la sumisa la idea de que están siendo utilizada para el placer del dominante. En ese caso, deberá tener orgasmos sólo con permiso o cuando se le ordene tenerlos.
Cuidados posteriores
Para evitar los bajones de sumisión, toda sesión de BDSM deberá terminar con cuidados posteriores.
En primer lugar, se deben eliminar las ataduras y la estimulación.
En segundo lugar, es frecuente que la sumisa necesite ser abrigada, especialmente si ha habido un fuerte subidón de adrenalina. El sistema nervioso simpático se activa durante ese pico de adrenalina, lo que hace que al final de la sesión se active el sistema parasimpático. Esto tiene como efecto el cambiar el flujo sanguíneo de la periferia al interior del cuerpo, ralentizando el metabolismo y el ritmo cardíaco, todo lo cual produce frío.
Es necesario establecer una conexión emocional, apacible y no demasiado intrusiva.
Éste no es el momento de analizar la sesión, sino de ayudar a la sumisa a aterrizar de una experiencia extrema física y mentalmente.
Bueno, aquí lo tienes. Ésta es mi opinión sobre cómo llegar al espacio de sumisión. Combina sus diferentes fases como quieras y diviértete.
Enhorabuena por este capítulo. Espero que el libro avance.
Saldrá antes en inglés? Tienes fecha prevista?