Estudios científicos refutan la idea de que el clítoris es la única fuente de orgasmos en la mujer
El dogma clítoris-céntrico
Es una controversia que ha durado cien años.
Desde los primeros estudios sobre sexología, se creía que el clítoris era la única fuente de orgasmos femeninos. Que la penetración vaginal producía orgasmos estimulando indirectamente el clítoris. Por lo tanto, la mejor manera para que las mujeres alcancen el orgasmo es estimular directamente el clítoris.
Por ejemplo, Alfred Kinsey escribió:
“Las paredes de la vagina normalmente son insensibles. […] Todos los datos clínicos y experimentales muestran que la superficie del cérvix es la parte más completamente insensible de la anatomía genital femenina”. (Kinsey et al., 1953, Sexual behaviour in the human female).
Sin embargo, los propios datos de Kinsey contradicen estas afirmaciones: el 84 % de las mujeres que examinó respondieron a la presión en el cérvix y el 93 % de ellas respondieron a la presión en la pared anterior de la vagina (Jannini et al., 2012).
La idea de que la vagina no es una fuente de placer se basó en la observación de que el clítoris tiene muchas terminaciones nerviosas, mientras que la vagina tiene menos. Sin embargo, la vagina tiene las suficientes terminales nerviosas para participar en la respuesta sexual, particularmente en sus partes más profundas. Además, la abundante inervación de una determinada zona del cuerpo no se corresponde con la intensidad de la sensación suscitada allí, sino con su precisión. Por ejemplo, las yemas de los dedos y la lengua están profusamente inervadas porque tienen una fina discriminación táctil. Algunas fibras nerviosas pueden producir una fuerte sensación (dolor, picor o placer) si su señal se amplifica en el sistema nervioso.
“Ipse dixit es un término que denota una declaración, afirmada pero no probada, que debe ser aceptada como un acto de fe en quien la hace. Después de Kinsey, Masters and Johnson y Hite, este fue el caso del dogma clitorocéntrico del orgasmo femenino. Los frutos crecientes de la investigación cambiarán definitivamente este paradigma”. (Jannini et al., 2012).
Los orgasmos vaginales y el punto G
Un grupo numeroso de mujeres sintió que la idea de que los orgasmos se originan en el clítoris representaba su propia experiencia. Pero un grupo aún mayor sintió que no. Que preferían tener orgasmos por penetración.
“Sin embargo, las mujeres describen anecdóticamente dos tipos de orgasmo. El orgasmo del clítoris obtenido por la estimulación externa directa se describe como “cálido” o “eléctrico”, y el vaginal, obtenido por una penetración vaginal, se describe como “pulsátil”, “profundo” y generalmente más intenso”. (Jannini et al., 2012).
El 69% por ciento de las mujeres prefieren alcanzar el orgasmo a través de la penetración (Blair et al., 2018). Esto se atribuyó a tener experiencias sexuales normativas que enfatizan el orgasmo masculino. Lo que no hace más que repetir algunas creencias políticas que se presentan como feministas pero que, en realidad, invalidan los sentimientos de un gran grupo de mujeres, a quienes se considera con escasa educación sexual y con el cerebro lavado por el patriarcado.
De hecho, como analizo en otro artículo, la existencia de los orgasmos vaginales está sumida en la ideología política. La controversia comenzó con la afirmación por parte de Sigmund Freud de que las mujeres que tienen un orgasmo por estimulación del clítoris eran psicosexualmente inmaduras. En 1976, Shere Hite respondió con The Hite Report, en el que utilizó cuestionarios informales para afirmar que la mejor manera de que las mujeres alcancen el orgasmo era tocándose el clítoris. Eventualmente, esto llevó a la creencia de que la mayoría de las mujeres no tienen un orgasmo con la penetración, lo cual refuté en un artículo anterior.
Algunos sexólogos, sin embargo, empuñaron la bandera del orgasmo vaginal. A base de escuchar a las mujeres, Beverly Whipple y John Perry redescubrieron un área sensible en la pared anterior de la vagina que se hincha cuando se la estimula y puede desencadenar el orgasmo y la eyaculación femenina (Addiego et al., 1981). Lo llamaron el punto Grafenberg, o punto G, en honor a Ernst Grafenberg, quien lo describió allá por 1950. De hecho, el punto G ya estaba descrito en el Kamasutra y en textos taoístas del siglo IV, y en documentos de muchas otras civilizaciones (Korda et al., 2010).
Las preguntas que hay que responder
Dada la controversia política que rodea a este tema, ¿es posible encontrar alguna evidencia científica que lo aclare?
Dado que el orgasmo es una experiencia subjetiva, comparar orgasmos de diferentes mujeres parece un problema filosófico insoluble. Los sentimientos subjetivos de los orgasmos son qualia, experiencias conscientes que no pueden transmitirse de una persona a otra.
Sin embargo, los científicos no se dan por vencidos tan fácilmente como los filósofos. Saben que las experiencias subjetivas pueden estudiarse investigando sus correlatos neuronales en el cerebro.
Lo que necesitamos es evidencia fáctica que responda las siguientes preguntas:
¿Puede la estimulación vaginal por sí sola desencadenar un orgasmo?
¿Es este orgasmo diferente del orgasmo del clítoris?
Hay otras preguntas relacionadas, como si realmente existe el punto G, cuál es su anatomía y función, la naturaleza de la eyaculación femenina y la relación del clítoris interno con la vagina. Sin embargo, en este artículo se centrará en estas dos preguntas, que establecen si los orgasmos vaginales son reales y diferentes de los orgasmos del clítoris.
Imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI)
Hoy en día, los científicos tienen varios métodos para estudiar la actividad del cerebro en personas despiertas que realizan diferentes actividades. Incluyen electroencefalograma (EEG), tomografía por emisión de positrones (PET) y fMRI.
La fMRI se usa para determinar qué partes del cerebro están activas en diferentes condiciones. Cuando un área del cerebro tiene mayor actividad neuronal, sus células consumen más oxígeno. Esto provoca un aumento del flujo de sangre a esta área para reponer el oxígeno, lo que se denomina respuesta hemodinámica. fMRI mide cambios en las propiedades magnéticas de los átomos de hierro en la molécula de hemoglobina de la sangre cuando el oxígeno se une y se separa de ellas. La actividad de las áreas del cerebro luego se representa luego en tres dimensiones. A diferencia del EEG, la resonancia magnética funcional puede generar imágenes de la actividad de áreas cerebrales profundas.
Las mujeres parapléjicas pueden tener orgasmos
Una oportunidad para responder a la primera de las preguntas se presentó cuando la doctora Beverly Whipple se encontró con el caso de mujeres con secciones completas de la médula espinal.
Los nervios que recogen las sensaciones del área genital (nervios pélvico, pudendo, hipogástrico y esplácnico inferior) llevan información al cerebro entrando en la médula espinal en sus segmentos inferiores y luego mandando información por el tracto espinotalámico. Si la médula espinal se secciona por encima de estos segmentos inferiores, se interrumpe el tracto espinotalámico. Todas las sensaciones por debajo de la cintura, incluidas las del clítoris, la vagina y el ano, no pueden llegar al cerebro. Por lo tanto, las mujeres con lesiones medulares completas no deberían poder sentir sus genitales y, en consecuencia, tener orgasmos.
¡Y sin embargo, sí que los tienen! Pueden sentir cuando menstrúan y cuando sus vaginas son penetradas. Experimentan placer en la vagina, que a veces conduce al orgasmo. Pero no pueden sentir su clítoris.
¿Cómo es posible? Sus ginecólogos les dijeron que estaban experimentando un placer fantasma, algo similar a las sensaciones fantasma que los amputados sienten como provenientes de sus extremidades amputadas. Pero estas mujeres estaban experimentando placer con penes y consoladores reales, no con los fantasmas.
fMRI en mujeres parapléjicas
El doctor Barry Komisaruk planteó la hipótesis de que las sensaciones de sus vaginas se comunicaban al cerebro el nervio vago. A diferencia de los nervios sensoriales que mencioné anteriormente, el vago lleva la sensación de los órganos internos directamente al cerebro, sin pasar por la médula espinal. ‘Vagus’ significa ‘errante’ en latín, porque este nervio serpentea dentro del cuerpo, transportando información desde el corazón, el estómago, los intestinos y otros órganos internos hasta el cerebro. Los cuerpos de las neuronas que envían axones en el nervio vago están en el ganglio petroso, situado cerca de la base del cráneo. Entran en el cerebro en el núcleo del tracto solitario (NTS).
Para probar esta hipótesis, Komisaruk, Whipple y sus colaboradores seleccionaron cuidadosamente a cinco mujeres con secciones completas de la médula espinal (Komisaruk et al., 2004; Komisaruk and Whipple, 2005). Estas desafortunadas mujeres tenían lesiones en la médula espinal por heridas de bala, que proporcionan un corte limpio de la médula espinal sin la compresión que producen los accidentes de coche, las caídas y otros tipos de accidentes similares. Las lesiones por compresión de la médula espinal dificultan determinar hasta qué punto los axones en el tracto espinotalámico han sido afectados.
Otro criterio para seleccionar a las mujeres para este estudio fue que su lesión medular estuviera por encima del segmento espinal T10 (décima vértebra torácica), para descartar por completo que algunas ramas de los nervios genitales pudieran entrar en la médula espinal por encima de la lesión.
Lo primero que hicieron Komisaruk y sus colaboradores fue usar fMRI para determinar si el NTS se activaba cuando estas mujeres se estimulaban la vagina con un consolador. Esto significaría que la sensación de la vagina era transportada por el nervio vago y entra al cerebro en el NTS.
Efectivamente, la parte inferior del NTS se activó por estimulación vaginal en las cinco mujeres. El NTS está organizado formando un mapa rudimentario del cuerpo, por lo que su parte superior corresponde a la boca y la inferior a los genitales. Cuando a las mujeres se les dio una bebida de sabor fuerte para dar sensación en la boca, se activó la parte superior del NTS.
Esto confirmó la hipótesis de que el nervio vago transporta información desde la vagina al cerebro independientemente de la médula espinal. Así que la inervación supuestamente escasa de la vagina cumple una función importante.
Representación cerebral de orgasmos vaginales en mujeres parapléjicas
Tres de las cinco mujeres de este estudio experimentaron orgasmos por estimulación vaginal. Esto ofreció la oportunidad de usar fMRI para determinar las áreas del cerebro que se activan por orgasmos vaginales. Dado que los orgasmos en estas mujeres se desencadenaron exclusivamente desde la vagina, esto puede arrojar algo de luz sobre la segunda de las preguntas anteriores: ¿son los orgasmos vaginales diferentes de los orgasmos del clítoris?
Las áreas del cerebro activadas por los orgasmos vaginales fueron las mismas las tres mujeres. Hago una lista a continuación, con una breve explicación de la función de cada área.
Amígdala. Ésta es la parte del cerebro que media el miedo y la ansiedad, pero también está involucrada en otras emociones, como la ira y la agresión. En una de las mujeres que tuvo orgasmos múltiples que duraron 3 minutos, la amígdala estuvo activa durante estos 3 minutos, pero no durante los 2 minutos siguientes.
Núcleo accumbens. Quizás hayas oído decir que cuando experimentamos placer se libera dopamina en el cerebro. Lo que realmente sucede es que se activa una vía mesolímbica que va desde el área tegmental ventral (VTA) hasta el núcleo accumbens, donde libera dopamina. Los opiáceos, la nicotina, la cocaína, las anfetaminas y otras drogas adictivas activan esta vía, lo que produce dependencia. Este estudio mostró la activación del núcleo accumbens durante los orgasmos vaginales, lo cual es de esperar de un estímulo placentero. Sin embargo, esto no significa que los orgasmos sean adictivos.
Ínsula. 'Ínsula' significa 'isla' en latín. Esta es un área de la corteza cerebral que forma una isla de materia gris dentro de la materia blanca de los hemisferios cerebrales. La ínsula está asociada a todo tipo de emociones. Por ejemplo, media el componente emocional del dolor, que es lo que lo hace desagradable. También está involucrado en el picor, el asco, la ira, la confianza y (¡por supuesto!) el placer sexual (Craig, 2002).
Córtex del cíngulo anterior (CCA). Se trata de una parte del córtex ubicada en el interior de la fisura que separa los dos hemisferios cerebrales. Es uno de los destinos de las vías de dopamina procedentes del VTA. El ACC, junto con la ínsula y la corteza somatosensorial, se encuentra al final de las vías neurales que transmiten el dolor. Su principal función es motivarnos a tomar decisiones.
Hippocampo significa 'caballito de mar' en latín porque tiene la forma de este peculiar pez. Es esencial para la formación de la memoria y el almacenamiento de recuerdos a corto plazo. Sus vínculos con la amígdala median un papel en las emociones.
Cerebelo. Este "pequeño cerebro" en la parte posterior del cráneo modula la contracción muscular durante el movimiento. Su activación durante el orgasmo puede reflejar las contracciones y espasmos musculares durante los orgasmos.
Núcleo paraventricular del hipotálamo. El hipotálamo es la parte del cerebro que modula las funciones del cuerpo, generando sensaciones como la sed, el hambre y el deseo sexual. Se encuentra encima de la glándula pituitaria, a través de la cual controla el sistema endocrino, que libera hormonas en el cuerpo. Por ejemplo, el sistema hipotálamo-hipófisis-suprarrenal controla la liberación de adrenalina y cortisol durante el estrés. El hecho de que el núcleo paraventricular se active durante los orgasmos vaginales es muy importante porque libera oxitocina a la sangre. Esto media la contracción de los pezones, el útero y la vagina durante el orgasmo y podría ser responsable de la vinculación afectiva que produce el acto sexual (Stein, 2009).
La secuencia de activación de estas áreas cerebrales durante el orgasmo es la siguiente. La amígdala y la ínsula se activan durante la preparación del orgasmo. Poco después entra en el juego el córtex del cíngulo anterior. En el momento del orgasmo, se activan el núcleo accumbens, el núcleo paraventricular del hipotálamo y el hipocampo, mientras que aumenta la activación de la ínsula.
fMRI del cerebro durante orgasmos clitorianos
En un estudio posterior (Wise et al., 2017), el grupo de Komisaruk estudió a diez mujeres mientras llegaban al orgasmo a través de la estimulación del clítoris, administrada por ellas mismas o por su pareja. Dado que no encontraron diferencias entre los orgasmos autoinducidos y los inducidos por la pareja, combinaron ambos conjuntos de datos para analizarlos juntos.
A diferencia del estudio en mujeres con lesión de la médula espinal, el objetivo era obtener una buena resolución temporal de los eventos antes, durante y después del orgasmo.
Yo quería comparar este estudio con el de los orgasmos vaginales para ver si encontraba diferencias en la activación cerebral entre ellos, pero los autores no hicieron eso en su artículo. Por lo tanto, las conclusiones que extraigo a continuación son mías y no de los autores.
Predeciblemente, los orgasmos clitorianos activaron varias de las regiones activadas por los orgasmos vaginales, incluyendo la amígdala, el núcleo accumbens, la ínsula, el córtex del cíngulo anterior, el hipocampo y el cerebelo. Pero, además, se activaron regiones del cerebro no mencionadas en el estudio sobre los orgasmos vaginales:
El opérculo es el área de la corteza que rodea la invaginación que produce la ínsula. Es la principal zona del cerebro que se activa en los masoquistas cuando se les muestran imágenes de dolor masoquista (Kamping et al., 2016). Media las respuestas emocionales al dolor y al placer.
La corteza frontal es el área del cerebro involucrada en la toma de decisiones complejas, el establecimiento de objetivos y la inhibición del comportamiento. En particular, el estudio con estimulación del clítoris menciona la corteza orbitofrontal, que es un "punto caliente hedónico".
El giro angular está involucrado en el procesamiento de la información visual, particularmente durante la lectura y otras tareas de cognición espacial. También interviene en el recuerdo, la atención y la teoría de la mente (la capacidad de imaginarnos los estados mentales de otras personas). El giro angular del hemisferio derecho está asociado a las experiencias extracorporales, que los autores relacionan con los estados alterados de conciencia producidos por el orgasmo.
Una diferencia interesante entre los orgasmos clitorianos y vaginales está en el hipotálamo. Mientras que los orgasmos vaginales en mujeres parapléjicas activaron el núcleo paraventricular del hipotálamo, los orgasmos clitorianos reclutaron los cuerpos mamilares, que están involucrados en la memoria episódica. Dado que el núcleo paraventricular produce la liberación de oxitocina en la sangre, esto podría significar que los orgasmos vaginales liberan más oxitocina y, por lo tanto, conducen a un vínculo afectivo más fuerte.
Orgasmos mentales
Algunas mujeres también pueden tener orgasmos sólo con imágenes mentales, sin ninguna estimulación genital o de otra parte del cuerpo (Whipple et al., 1992). El fMRI mostró que estos orgasmos activan el núcleo accumbens, el córtex del cíngulo anterior, el hipocampo y el núcleo paraventricular del hipotálamo, pero no la amígdala o el cerebelo (Komisaruk y Whipple, 2005). Esto indica que esas cuatro regiones del cerebro están específicamente relacionadas con el orgasmo, mientras que la amígdala puede estar relacionada con la sensación genital y el cerebelo con la tensión muscular.
Un gran variedad de orgasmos
Los estudios con mujeres parapléjicas proporcionan evidencia suficiente de que la estimulación exclusiva de la vagina y el cérvix pueden desencadenar el orgasmo. Esto indica que las mujeres pueden llegar al orgasmo sólo con penetración vaginal. Si el clítoris interno, las glándulas de Skene o la inervación de la vagina y el cérvix son el desencadenante de estos orgasmos es una pregunta interesante que se abordará en futuros artículos.
También hay evidencia de que los orgasmos vaginales y los orgasmos del clítoris activan diferentes áreas cerebrales. Esto respalda la experiencia de muchas mujeres, que dicen que los orgasmos provocados por el clítoris y la vagina se notan diferentes.
Esto no quiere decir que haya sólo dos tipos de orgasmos, clitorianos y vaginales. De hecho, Komisaruk y sus colaboradores destacan en sus estudios sobre los orgasmos vaginales que estos se desencadenan estimulando la vagina y el cérvix, que algunas mujeres consideran diferentes tipos de orgasmos.
Los orgasmos también pueden ser provocados por el coito anal. Se notan diferentes porque el ano es una zona erógena muy sensible. Dado que sólo dos delgadas membranas separan el recto de la vagina, el sexo anal estimula la pared anterior de la vagina, lo que puede provocar un orgasmo de manera similar al coito vaginal.
Los orgasmos en las mujeres también pueden desencadenarse sin ningún tipo de estimulación genital: estimulando los pezones, por spankings y otras formas de juego BDSM, por el ejercicio (Herbenick et al., 2021), y mediante imágenes mentales (Whipple et al., 1992). Esto demuestra que los orgasmos ocurren en el cerebro. Que el estímulo provenga del clítoris, la vagina, el ano u otra parte del cuerpo parece ser algo incidental.
Al menos, en las mujeres. ¿Podrían también los hombres disfrutar de esta maravillosa variedad de orgasmos?
Hay hombres que afirman que pueden llegar al orgasmo estimulando su próstata a través del coito anal la penetración con un dildo. Tal vez los orgasmos prostáticos sean el equivalente masculino de los orgasmos vaginales femeninos. ¿Pero pueden los hombres también llegar al clímax con azotes, ejercicios o imágenes mentales?
Quizá haya una brecha del orgasmo, pero en sentido contrario al habitualmente propuesto. Si bien es cierto que algunas mujeres tienen dificultades para alcanzar el orgasmo, otras son capaces de llegar al clímax repetidamente y con una intensidad extraordinaria, lo que causaría la envidia de cualquier hombre.
¿Por qué importa todo esto?
Es posible que hayamos estado llevando mal a cabo la educación sexual al enseñar a las mujeres que el clímax debe lograrse principalmente estimulando el clítoris.
Un estudio usando cinco encuestas nacionales sobre sexo en Finlandia (Kontula y Miettinen, 2016) encontró que el porcentaje de mujeres jóvenes (18-34 años) que alcanzan el orgasmo durante las relaciones sexuales disminuyó desde 1999 a 2015. La capacidad de alcanzar el orgasmo no mejoró desde los años 70 hasta la actualidad en cualquiera de los grupos de edad. Esto es sorprendente, dado que Finlandia está catalogada como uno de los países líderes en igualdad de género, y que se han logrado avances sustanciales en la educación sexual y la liberación de las mujeres desde los años 70. ¿Por qué no se ha traducido esto en una mejor capacidad de las mujeres para llegar al clímax durante el sexo?
Es posible que la causa sea el aumento del estrés y las presiones mentales a medida que las mujeres se incorporaron a la fuerza laboral y asumen carreras más exigentes. Sin embargo, el estudio sobre mujeres finlandesas apunta a causas directamente relacionadas con el sexo. Sorprendentemente, las mujeres que se masturban con más frecuencia tienen orgasmos menos frecuentes durante el coito que mujeres que se masturban con menos frecuencia. Esto contradice el supuesto de que la masturbación es la mejor manera para que las mujeres aprendan a alcanzar el clímax.
Quizás demasiado énfasis en la estimulación del clítoris encierra a las mujeres en una vía única para alcanzar el orgasmo, en lugar de animarlas a explorar otras zonas erógenas y la gran variedad de posibles experiencias orgásmicas. En esto las mujeres se han vuelto como los hombres, a quienes se les ha enseñado que el pene debe ser la única fuente de placer sexual.
Éstas son algunas de las cosas que contribuyen tener orgasmos más frecuentes en las relaciones sexuales:
Darle importancia a los orgasmos.
Una alta autoestima sexual (“soy buena en la cama”).
Alto deseo sexual y motivación sexual.
Comunicación abierta y fácil con la pareja en temas de sexo.
Capacidad para concentrarse en el momento y atención plena durante el sexo.
Apreciar el sexo.
Buenas técnicas sexuales.
Talento para ser excitada por la estimulación sexual.
Sesiones de sexo frecuentes y duraderas.
Novedad.
Fantasías sexuales y juegos de rol.
Estimulación anal.
Dejar ir el control.
“Se debe alentar a las mujeres a sentirse bien con la variedad de formas en que experimentan el placer sexual, sin establecer objetivos específicos (como encontrar el punto G, experimentar la eyaculación femenina o experimentar un orgasmo vaginal). La sexualidad saludable comienza con la aceptación de uno mismo, además de un énfasis en el proceso, más que en las metas, de las interacciones sexuales”. Dra. Beverly Whipple(Jannini et al., 2012).
Referencias
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